La Copa América de 1919: el regreso en mula de la selección chilena
La Copa América de 1919 fue un desastre para Chile: goleadas, muertes, tormentas y un regreso que incluyó el cruce de la cordillera en mulas. Un siglo después, ‘La Roja’ es un referente del continente habiendo ganado los dos últimos títulos.
ÚNICAMENTE PARTICIPABAN CUATRO EQUIPOS: ARGENTINA, BRASIL, CHILE Y EL QUE HABÍA SIDO HASTA ESE MOMENTO EL DOBLE CAMPEÓN DEL CERTAMEN, LA SELECCIÓN DE URUGUAY.
Para Chile, asistir a la Copa brasileña fue un auténtico martírio. La Roja no pudo viajar en avión hasta Brasil por lo que tuvo que ir haciendo el recorrido por travesías en determinado tiempo, la finalidad no sólo era llegar, sino también que a los futbolistas les alcanzara el dinero. La decisión que tomaron fue viajar en un omnibus desde Santiago hasta la ciudad de Buenos Aires en Argentina. Cabe resaltar que el trayecto fue agotador y desgastante, cuenta la historia que los jugadores dormían y comían mal, por lo que el riesgo de tener un mal torneo era latente. Tras varios días de camino soportando el duro invierno sudamericano, la selección chilena llegó a Buenos Aires. La primera etapa de viaje se cumplió, pero ahora había que analizar qué sería lo más barato para llegar a la sede en Río de Janeiro. Así, los jugadores chilenos determinaron tomar un barco que los ayudara a cruzar a Brasil; el trayecto no lo hicieron solos, pues del mismo modo viajaba la selección argentina.
LA PRIMERA ETAPA DE VIAJE SE CUMPLIÓ, PERO AHORA HABÍA QUE ANALIZAR QUÉ SERÍA LO MÁS BARATO PARA LLEGAR A LA SEDE EN RÍO DE JANEIRO. ASÍ, LOS JUGADORES CHILENOS DETERMINARON TOMAR UN BARCO QUE LOS AYUDARA A CRUZAR A BRASIL; EL TRAYECTO NO LO HICIERON SOLOS, PUES DEL MISMO MODO VIAJABA LA SELECCIÓN ARGENTINA.
Cuando Chile apareció en Brasil, los músculos estaban destruídos por más que los ánimos los invitaran a tener una buena participación, la cual jamás se dio. La Roja fue un auténtico desastre en la Copa. Nada más para arrancar, Brasil les encajó un 6-0 del cual ya no se podían recuperar tomando en cuenta que era un “todos contra todos” y donde los dos mejores accedían a la gran final. El segundo juego fue frente a Uruguay, un encuentro marcado por la tragedía. Los charrúas ganaron 2-0 a Chile pero vivieron un capítulo negro en su historia con la lesión y posterior muerte de su arquero Roberto Chery a consecuencia del estrangulamiento de una hernia, la cual lo llevó en un inicio a abandonar el partido para ser trasladado a un hospital. Días más tarde, aquel problema le hizo perder la vida.
Con seis goles recibidos y ni uno anotado, la participación chilena había acabado pese a que aún le quedaba medirse contra la poderosa Argentina que debía marcar la mayor cantidad de goles para desbancar al local Brasil y al bicampeón Uruguay y así llegar a la gran final. La albiceleste no consiguió ese cometido, pero si le acabó anotando un doloroso 4-1 a Chile. Cuando la Copa acabó y Chile fue eliminada, tocaba emprender el duro viaje a casa, quitarse de la mente el fútbol y volver a las actividades que a la postre, daban el capital para edificar una casa y llevar alimentos a la mesa de la familia. El equipo chileno tomó un barco hacia Buenos Aires y de ahí, nuevamente, un tren que lo llevara hasta Santiago.
EL EQUIPO CHILENO TOMÓ UN BARCO HACIA BUENOS AIRES Y DE AHÍ, NUEVAMENTE, UN TREN QUE LO LLEVARA HASTA SANTIAGO
Sólo había un problema. El invierno se agrabó y en el límite entre la ciudad de Mendoza en Argentina, el tren fue detenido. Era imposible cruzar a Chile por una terrible tormenta que se vivía en Los Andes. Pagar un servicio que los llevara a su país era imposible y había mucha necesidad de llegar a casa pues sin ellos, sus familias estaban desprotegidas. Así, tomaron un transporte raro, bizarro pero al final efectivo. Si no tienes para pagar un avión o un auto y el tren no puede pasar un camino complejo, las mulas son la gran solución a los problemas. Uno a uno, los jugadores chilenos se olvidaron del glamour que hoy gozan los futbolistas y se subieron a una mula para cruzar Argentina, pasar Los Andes y llegar a casa. El viaje los demoró dos semanas, pero afortunadamente todos llegaron bien a casa; seguramente cansados, más destruídos físicamente que nunca y con la moral derrotada por su paupérrima participación en la Copa que a la postre ganó Brasil.
El viaje fue muy extenso. Fue complejo y peligroso, pero al final, la selección chilena volvió a casa en el recorrido más largo en la historia de una Copa América. Obviamente, después de jugarse el torneo en Argentina, Uruguay y Brasil, tocaba turno de ir a Chile. Los seleccionados de La Roja respiraron, y de paso, las pobres mulas que seguramente acabaron igual de agotadas que los futbolistas.