El futbol es un deporte fascinante, es un campo amplio en donde se desarrollan no solo cuestiones físicas o fisiológicas, sino también una suerte de dispositivo social, y como tal, se encuentran en él variados aspectos que hace a la vida en relación. En esta arena social subyacen, sentimiento de unión, de pertenencia y afianzamiento de las relaciones personales. Como se determinará a lo largo de esta tesis, el fútbol es considerado uno de los deportes mundialmente practicado, reconocido, admirado y seguido por millones de personas, de diferentes tipos y grupos etarios, clases sociales, etnias y géneros. En un principio, el fútbol fue un deporte practicado de forma amateur, imitando a los inmigrantes ingleses que llegaban al puerto de Buenos Aires. Los hijos de los inmigrantes fueron quienes adoptaron la práctica del deporte, insertándolo en la vida cotidiana y marcando una diferencia entre la nueva juventud que nacía, y la población inmigrante de aquel momento. A partir de su auge, y luego de que en 1912 comenzaran a formarse los clubes, todo se torna más competitivo, dando lugar a un espectáculo futbolístico. A partir de 1920, con la profesionalización del deporte, se unieron los torneos que antes estaban divididos, y se abrió el mercado de pases de jugadores. Los clubes comienzan a tener más incidencia en la vida social, lo que representa parte de la identidad del barrio. El público del futbol estaba cargado de miles de personas que estaban acostumbradas a pasar diferentes dificultades con tal de conseguir una entrada para el partido del domingo. Las personas habían olvidado la típica vestimenta de los domingos de traje y sombrero, y pasaron a usar ropas más cómodas, de algodón, pañuelos al cuello, que hacían sentirse más libres a la hora de alentar al equipo. Las canchas habían quedado chicas, era mucha más la gente que quería entrar que la capacidad que tenía cada estadio. Era un problema que pronto debía solucionarse. (Frydenberg, 2013).