160.31

Masopust, el Balón de Oro checo que huyó en la Primavera de Praga

David Granda 30 de outubro de 2022

Se cumplen 50 años de la revolución checa aplastada por el ejército de la URSS. Los militares controlaban la vida de Checoslovaquia, incluido el fútbol. La estrella local, Masopust, se aprovechó de los sucesos de 1968 y consiguió salir del país. En esta entrevista póstuma repasa su carrera.

Masopust

Llegó con el Balón de Oro en una bolsa blanca de plástico como si llegara del mercado. Vino acompañado, las manos temblorosas le impedían cargar con el trofeo. Cruzó el lobby del Hotel International de Praga, pasó junto a la histórica escalera reconstruida durante la Checoslovaquia soviética que conduce a las habitaciones y se sentó en el Armstrong Bar, dando la espalda al único de los tres tapices que se conservan con una representación de Praga con la colosal escultura de Stalin de 1955. Pidió una cerveza. Josef Masopust tenía 84 años e iba a ser su última entrevista antes de morir en 2015.


Se llevó el Balón de Oro imponiéndose a Eusébio, que acababa de coronar al Benfica Campeón de Europa.
Era mejor jugador que yo, sin duda.

“Del Sol era uno de nuestros mejores medios defensivos, Suárez era un genio del pase en profundidad y Paco [Gento] era fantástico encarando a los defensas. Pero Masopust hacía todo eso a la vez: recuperar el balón, pasar, driblar e irrumpir en el área. Era un centrocampista fuera de serie”. Son palabras de Puskas, ¿eran amigos?
Puskas y yo nos conocíamos muy bien porque, antes de que escapara de Hungría, jugaba en el Honved de Budapest, que como mi club, el Dukla de Praga, era un equipo militar. Nos enfrentamos muchas veces. Cada vez que los entrenadores querían entonarnos llamaban a los oficiales del ejército y de un día para otro organizaban un partido. Un avión militar nos llevaba y nos traía. Puskas era uno de los pocos húngaros que hablaba alemán, como yo, así que en las cenas nos sentábamos juntos y nos contábamos cómo nos iba todo.

Praga 1948: tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial, comienzan las purgas estalinistas en Checoslovaquia. En dos años los dirigentes más notables serán condenados a la horca. Ese año el ejército crea su propio equipo de fútbol, el ATK Praha, que poco tiempo después se llamará Dukla Praha en homenaje a los soldados caídos ante los nazis en la batalla del Paso de Dukla, una de las más sangrientas del frente oriental. En 1950 Josef Stalin nombra personalmente ministro de Defensa a Alexej Čepička, el mismo que hasta ese momento dirigía la política de terror del Ministerio de Justicia. La orden es militarizar y disciplinar la sociedad, prepararla para la Tercera Guerra Mundial. A Čepička le gusta el fútbol.

Masopust
SELECCIÓN» Masopust con el uniforme de la Checoslovaquia comunista en 1962. FOTO: Getty Images.

En 1952, en un intento por ser más estalinistas que la propia URSS de Stalin, las autoridades ordenan al escultor Otakar Svec modelar el mayor monumento a Stalin del mundo, un coloso de 30 metros y 208 metros cúbicos de granito. A su vez Čepička empieza a coordinar la construcción del edificio de arquitectura gótico estalinista más grande de Checoslovaquia muy cerca del Stadion Juliska en Dejvice, hoy Hotel Intercontinental donde transcurre este encuentro con el genial futbolista. Ese mismo años, Josef Masopust debuta en el ATK de Praga. En su primera temporada, el equipo del ejército de Čepička, un club sin tradición ni aficionados, conquista su primera liga.

ATK: Armádní tělocvičný klub, el club del ejército checo. Cuenta el escritor Radovan Jelinek en su atlas del fútbol checoslovaco que los mejores jugadores, fueran del equipo que fueran, tenían que jugar en el Dukla.
Eso no es del todo cierto. El Dukla era el equipo del ejército y en aquella época el servicio militar de dos años era obligatorio. Los mejores futbolistas llamados a filas pasaban al equipo de fútbol que se había formado para que no dejaran de jugar. En mis dos años de milicia con el Dukla, coincidí con un buen grupo y decidimos quedarnos. Nos ofrecían buenas condiciones para entrenar y jugar.

«LOS MEJORES FUTBOLISTAS LLAMADOS A FILAS PASABAN AL EQUIPO DE FÚTBOL QUE SE HABÍA FORMADO PARA QUE NO DEJARAN DE JUGAR».

En el edificio todo es grande, un mastodonte que hoy alberga un centro de convenciones con capacidad para más de 1.200 visitantes y en los años 50 escondía un refugio nuclear para 600 personas. Sin embargo, hacen pequeña la escalera central. Alguien advirtió a Čepička de que en la inauguración no cabrían los 44 generales del ejército checoslovaco junto a Stalin y añadieron dos hileras de escalones que aún hoy deforman el hall de entrada.

En 1956 abrió sus puertas como el Hotel International y Masopust volvió a ganar la Liga. Por entonces, la reputación oficialista del Dukla no mejora pero algo cambia: Stalin había muerto en 1953 –deciden volar la escultura y degradar a Čepička– y Masopust empieza a brillar con la selección. En su primer Mundial, Suecia 1958, Checoslovaquia no alcanza los cuartos pero ocurre algo insólito, un adelanto de lo que está por venir. Argentina y Checoslovaquia se cruzan en la primera fase. Ganan los checos 6-1. Argentina sufre la peor derrota en su historial en las Copas del Mundo.

-Nos menospreciaron. Argentina llegó al Mundial de Suecia con mucha fe en sus posibilidades, casi con arrogancia. Marcamos pronto y nos crecimos. Para nosotros también fue una sorpresa. Los avasallamos.

El Dukla era el equipo del ejército, pero jugaba usted y en el Stadion Juliska del barrio de Dejvice se abrió una ventana de 90 minutos a otra Europa dentro de la claustrofóbica Checoslovaquia soviética.
Al principio la gente no nos apoyaba. Cuando un jugador decidía quedarse en el club después de hacer el servicio militar, decían que el Dukla se lo había robado a su equipo. Empezamos a jugar bien y a participar en competiciones europeas y la cosa cambió. Tener aquí al Real Madrid, al Benfica, al Manchester United… Venía mucha gente a vernos.

Masopust
BALÓN DE ORO» Masopust levanta el trofeo a mejor jugador de Europa en 1962. FOTO: UEFA

 

En el Dukla jugaba junto a usted Svatopluk Pluskal y Ladislav Novák, el ‘tridente de oro’ que comandó a la selección checoslovaca hasta la final del Mundial de Chile en 1962. En el primer partido se enfrentan a la España de Luis Suárez y Puskás, Gento, Santamaría, Di Stéfano, el Real Madrid que ha levantado cinco Copas de Europa. Por ese equipo, al Madrid se conoce en Praga como el Ballet Blanco.
Ese conjunto imponía. En la charla previa al encuentro, Rudolf Vytlačil, nuestro seleccionador, nos dijo: ‘Muchachos, escuchad la noticia que me han filtrado: España también juega con once’. Aunque era un partido de mucha tensión, fue hermoso.

«Rudolf Vytlačil, nuestro seleccionador, nos dijo: ‘Muchachos, escuchad la noticia que me han filtrado: España también juega con once’.»

Checoslovaquia ganó a la España más favorita de la historia de los mundiales con un gol del eslovaco Jozef Štibrányi. El Mundial de Chile es recordado por ‘la Batalla de Santiago’, el partido entre Chile e Italia lleno de agresiones entre ambos equipos que el árbitro, el inglés Aston, definió así: “No estaba arbitrando un partido sino haciendo de juez en un conflicto militar”. Antes de su retransmisión en diferido, el presentador de la BBC David Coleman supo cómo captar la atención de la audiencia: “Buenas noches. El partido que usted está a punto de ver es posiblemente la más estúpida, horrible, repugnante y vergonzosa exhibición de fútbol de la historia”.

Sin duda, fue un mundial violento. En la primera fase se lesionaron 24 jugadores. En el Argentina-Bulgaria el árbitro español Juan Gardeazabal pita una falta cada 78 segundos. La FIFA se reunió de urgencia el 1 de junio para  buscar medidas que atajen la brutalidad. No son eficaces: el Chile-Italia se disputó al día siguiente.

En medio de tanta violencia, Masopust es contracultural. ¿Quizá por eso, la propia FIFA le recordó como como “el Caballero checo”?
Ocurrió en el partido contra Brasil de la primera fase, empatamos a cero y tuve un gesto que Pelé cita con frecuencia. Sufrió una lesión, pero como en aquella época las sustituciones aún no estaban permitidas, lo veía cojear por el campo. Cuando le llegaba el balón, decidí no entrarle y dejar que pasara el balón a un compañero.

El lateral Djalma Santos le dice a un periodista: “Fue conmovedor ver el respeto con el que encaró la situación. No era solo respeto por Pelé sino por toda la Seleçao”.
A ver, yo jugaba limpio, pero nos alegramos de que Pelé se lesionara. Contra diez pudimos sacar un buen resultado que nos permitió clasificarnos.

La final se celebró en el Estadio Nacional ante 68.679 espectadores. Se adelantó Checoslovaquia con un tanto de Masopust.
Pelé seguía lesionado, pero eran muy superiores. Fue el mundial de Garrincha; tenían a Amarildo, Vavá, Zito. Aún así el partido fue igualado, llegamos al descanso 1-1. Nuestro portero, Viliam Schrojf, que hasta ese momento había sido el mejor del campeonato, nuestro mejor jugador, tuvo dos graves errores. En la final contra Brasil no le salió nada bien.

Masopust es elegante. Los fallos de Schrojf le cuestan el torneo a Checoslovaquia. Caen 3-1. Fueron recibidos en Praga como héroes. “Jedno pivo, prosim (Una cerveza por favor)”; Masopust pide al camarero y recuerda su enfrentamiento contra el Real Madrid, cuando los blancos jugaron por primera vez en Checoslovaquia en 1964.

 

Santiago Bernabéu, el presidente que el escritor culé Manuel Vázquez Montalbán definió como “cabo voluntario libertador de Cataluña de los rojos”, en su elaboración del mito franquista del club blanco, no tuvo reparos en alojar a los jugadores en este hotel estalinista. En el Ballet Blanco jugaba el equipo ye-yé. En el libro de honor del establecimiento siguen las firmas de los Amancio, Zoco, Pirri, Grosso junto con Gento, el enlace generacional con el Madrid de las cinco Copas de Europa.

-Nos eliminaron en octavos de la Copa de Europa. Gento no paró de darnos problemas. Qué bueno era.

El primer Balón de Oro del bloque soviético también es el primer futbolista profesional al que permitieron jugar en el extranjero. Sólo cedieron al final de su carrera en reconocimiento por los servicios prestados. Tras 16 años y ocho títulos de liga en el Dukla, fichó con 38 años por el Crossing Molenbeek belga. Regresó como entrenador del Dukla de Praga y luego de la selección checoslovaca entre 1984 y 1988. El Zbrojovka Brno, una rareza futbolística, ganó su única Liga bajo sus órdenes. El otro Balón de Oro checo, Pavel Nedved, también debutó como futbolista profesional en el Dukla de Praga. “Masopust fue el mejor futbolista checo de todos los tiempos”, dijo el exjuventino cuando se enteró de su muerte en junio de 2015. “La combinación perfecta de fútbol-arte y modestia. Cuando gané el Balón de Oro, todos lo recordaron: nunca imaginé que pudiera estar a su altura”, añadió.

Nada más acabar la final del Mundial de Chile, Pelé, sin saber dónde situar Checoslovaquia en el mapa, dijo: “Masopust juega como un brasileño. Levanta la cabeza, se mueve y toca la pelota como si hubiera nacido en Brasil”. Lo dijo de Masopust, que tenía un apellido checo que se traduce literalmente como carnaval.

** Este texto não reflete, necessariamente, a opinião do Ludopédio.
Seja um dos 14 apoiadores do Ludopédio e faça parte desse time! APOIAR AGORA

Como citar

GRANDA, David. Masopust, el Balón de Oro checo que huyó en la Primavera de Praga. Ludopédio, São Paulo, v. 160, n. 31, 2022.
Leia também:
  • 167.29

    De prisión de nazis a ciudade deportiva

    Javier Voces Vega